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Natural Resource Governance around the World

English version: Recognising the specific nature of pastoral populations in Sahel.

Reconocimiento de la especificidad pastoral del Sahel

Documents of reference

Merlet, Michel. « Cahier de propositions. Politiques foncières et Réformes agraires ». IRAM, APM, FPH. Octobre 2002. 134 p. (documento accesible abajo de esta página, en francés y en la versión inglesa actualizada en 2007 realizada por AGTER)

Después de haber jugado, hasta el siglo XIX, un papel importante si no decisivo en la evolución económica, social y política de la zona del Sahel, las sociedades pastorales, por lo general, sufrieron de un proceso de marginación y de crisis con la llegada de la colonización y la implantación de los Estados Nacionales. Sin duda, le resulto difícil al mundo pastoral adaptarse a este nuevo orden político. Se trataría por lo tanto de una incompatibilidad radical?

Se trata sin duda de una opinión exagerada, desgraciadamente demasiado difusa, que ha dado lugar a muchas incomprensiones.

En vez de querer homogeneizar las sociedades rurales siguiendo el modelo de las sociedades tradicionales agrícolas, seria mejor reconocer la existencia de una diversidad de situaciones y reflexionar sobre lo que podría ser la especificidad pastoral? Quizás no sea oportuno estigmatizar cada ejemplo y su contraria sino encontrar algo coherente a partir de la diversidad plenamente reconocida. Con este fin destacamos tres aspectos importantes: la interdependencia de las sociedades, la movilidad pastoral y el derecho de los pastores a evolucionar siguiendo sus propias lógicas.

Sociedades interdependientes

El pastoralismo ha sufrido mucho de ser considerado como una forma de arcaísmo tipico de grupos humanos aislados que no quieren integrarse en grupos mas grandes, y que resisten a esta integración con formas que van de huida hasta revueltas abiertas. Esta visión se origina del a priori según el cual la agricultora de cereales seria en todos los casos superior a la ganadería intensiva; es por eso que cada transformación de pastos en campos de cultivo era considerado como un progreso de la civilización.

Pero la realidad no es tan simple y el desarrollo de zonas de cultivo puede ser la causa de la degradación de las tierras, y afectar también la relación entre los diferentes sistemas de producción, a menudo mas complejos de lo que uno piensa.

Efectivamente , había desde siempre fuertes interdependencias entre comunidades vecinas, sistemas de producción y zonas complementarias. Existían intercambios sociales, lazos matrimoniales, políticos y económicos entre pastores y gente del cultivo que han dejado huella. Por supuesto no se trataba de un mundo idílico, libre de dominaciones diferentes y de conflictos, pero los enfrentamientos oponían raramente las sociedades de una manera frontal, los nómades se unían a menudo a los agricultores contra otros nómades.

Estas interdependencias eran un factor de complementariidad y permitían que los mas débiles de estos sistemas agropastorales fueran protegidos por los mas fuertes durante los periodos de crisis. Los pastores han sentido siempre la necesidad de relacionarse a otros grupos: los agricultores y también el mundo de los intercambios sobre cortas o largas distancias.

Hoy, en lugar de ceder a sirenas manipuladoras y destructoras de los lazos sociales, habría que reconocer lo positivo de estas interdependencias y construir nuevas formas de vivir juntos, a través de negociaciones entre las diferentes partes que permitan llegar a compromisos y a des acuerdos locales. El reconocimiento de parte de los otros es la mejor manera de asegurar sus propios derechos. Y solo sobre la base de este reconocimiento reciproco es posible construir una nueva unidad a partir de la diversidad.

La movilidad Pastoral

Es una característica esencial de las sociedades pastorales: unas veces concierne principalmente los rebaños, otras los hombres con sus animales. Las formas en que se realiza son bien diferentes, puede tratarse de sistemas de nomadismo sobre espacios mas o menos circunscritas o también de trashumancias sobre recorridos regulares que permiten de utilizar zonas diferentes y complementares en función de las estaciones y de la disponibilidad de recursos Las trashumancias en diferentes temporadas permiten una mejor utilización de los recursos naturales (agua, pasto, sales minerales…). Esta flexibilidad de movimiento es una condición indispensable dado las variaciones y los riesgos de los ecosistemas.

La movilidad depende también de los lazos sociales, de cerca y de lejos y de los problemas de seguridad. Numerosos observadores reconocen que la movilidad constituye una ventaja de los sistemas pastorales, que les permite valorar de manera durable recursos naturales que se encuentran dispersados y obtener una mejor productividad de los animales (fecundidad, leche, carne…)

Sin embargo, en muchos sitios, esta posibilidad esta amenazada por la disminución de zonas pacederas, por el acaparamiento de las pistas de trashumancia y de las zonas de estacionamiento, y por los grupos de gente que monopolizan ciertos puntos de agua. En ciertos casos, las amenazas vienen de legislaciones desapropiadas y poco adaptadas al modo de vivir de los pastores. La movilidad de estas comunidades necesitaría el reconocimiento de derechos de uso y sobre la tierra particulares y de ser plenamente reconocida como un patrimonio común propio de estas sociedades.

El derecho de los pastores a evolucionar

La imagen un poco exótica y exagerada de los pastores viviendo en simbiosis con sus animales y la naturaleza, lejos de la ciudad y de las preocupaciones del mundo moderno, tiende a encerrar marginarlos , hasta llevarlo a vivir en la miseria de las chabolas.

En contra de esta visión, muchos de ellos se han dado cuenta del peligro que representa un tal confinamiento. Quieren ahora tiendas de almacén y de abastecimiento, medios de transportes adaptados, escuelas para sus niños (el analfabetismo habiendo persistido hasta ahora), centros de salud. A veces se dedican a la agricultura al lado de la ganadería . Mas que nunca, quieren ser percibidos como atados al territorio en el cual deciden de instalarse y en el cual consideran de tener derechos especifico (cuya natura no está todavía definida). Al mismo tiempo quieren seguir teniendo acceso a los recursos naturales mas lejanos.

No se trata exactamente de una sedentarización. Siguen trashumando una parte del ano y a vivir como nómades , pero están decidido a definir una parte privilegiada dentro de su espacio de vida tradicional, antes de encontrarse totalmente rechazado hacia los margines. Buscan de esta forma de combinar la fijación de las familias y la movilidad del grueso del rebano (solo algunas vacas lecheras se quedan con la parte fija). Esta evolución, consecuencia de las sequías de los anos 70 y 80, continua a intensificarse. Pensamos que tiene que ser reconocida porque deriva de las necesidades de estas poblaciones.

Este reconocimiento parece ya permitir una mejor integración política de los pastores a los niveles donde se toman las decisiones, y debería de permitir una mejor conciencia ciudadana de este grupo social.

Este triple reconocimiento podría contribuir a una mejor implicación de los grupos pastorales, en relación a todos sus vecinos y a los otros actores, sobre la base de una definición mas pertinente de los derechos sobre la tierra y de las obligaciones reciprocas. es significativo para preserva el modo de vivir de unos y la harmonia de todos. Podría permitir también una mejor integración e implicación de los pastores en su vecindad, con la definición de regulaciones, derechos y deberes adaptados y reconocidos por todos.

 

Traducido por Laetitia D’Ornano benévola aGter

Bibliography

Marty, André et al, « Les régimes fonciers pastoraux: études et propositions », Secrétariat permanent du code rural, FIDA, Niger, 1990, 107p.

Marty, André, « La délimitation des parcours », Dans « Quelles politiques foncières pour l’Afrique rurale ? Réconcilier, pratiques, légitimité et légalité », Sous la direction de Philippe Lavigne Delville, Paris, Karthala - Coopération française, 1998, pages 504 à 511.

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